Con mi obra quiero hacer una alegoría sobre las migraciones. Mi primer encuentro con esta idea ocurrió cuando inmigré a México y descubrí los Códices Aztecas, en especial la Tira de la Peregrinación, que narra la historia del largo camino que tomaron los mexicas para llegar al Valle de Anáhuac y fundar Tenochtitlan.

Tomé como referencia su calendario chamánico y mezclé cada uno de los 20 días que lo componen con cuerpos y ropas
contemporáneas para reflejar ese andar constante del ser humano, que lo acompañará hasta el final de los tiempos. Somos fragmentos del pasado que convergen en el presente, somos incompletud, somos búsqueda incesante para encontrar el propósito de nuestro camino.

Al encontrarme con la certeza de la soledad en este nuevo país, hallé refugio en el arte, en el deseo de sentirme libre y apegado a mí mismo, como si no existiera nada más. Soy un autodidacta. Soy un caminante que ha investigado la cultura mesoamericana desde la pasión y el interés. Soy alguien que quiere expresar lo que siente y su relación con el mundo.